lunes, 20 de junio de 2011

Sobre el tiempo.

Con el tiempo vas cambiando y tus ojos van mirando el más allá.
Cuánto tiempo más llevará, cuánto tiempo más llevará...
Ilusiones, letras de cristal, simulando que sabes adónde estás.
Algunos dirán qué viejo que estás. Por favor, hablemos de verdad.

Y con el tiempo la magia de estar aquí, vas suponiendo que sabes adónde debes ir.
Cuánta ignorancia corre por tu cuerpo.
¿Ni siquiera te entregas al viento sin pensar por qué?

Cuánto tiempo más llevará, cuánto tiempo más llevará…
 

Los meses con J siempre traen consigo cantidades incontables de preguntas. Aún no nos queda claro bien por qué, ni cómo sucede. Pero justo en la mitad, la cosa se empieza a corromper. Este año, particularmente, se llevó su primera mitad como una ráfaga de viento. No puedo evitar pensar en el día de ayer como mes de Febrero. Como si en el medio se me hubiera borrado la memoria. Dicen que con los años el tiempo comienza a pasar más rápido y uno no se da cuenta. Salvo cuando ya sos muy muy viejito que ahí si, los días se convierten en eternidades insostenibles y monótonas. A mi en lo personal, me asusta un poco esto del tiempo. Convengamos que no es más que una mera construcción del ser humano para… ¿organizarse? A mi el tiempo suele desorganizarme. Resulta que así como a Alberto le resulta físicamente imposible seguir una dieta, yo soy puramente incapaz de calcular tiempos o de especular con ellos.  Siempre llego tarde a todos los lugares. Nunca cumplo las promesas que requieren de acordar un horario. Siempre el tiempo se me acorta, queriéndome apresarme al reloj. Cuando calculo, siempre me faltan diez minutos. No sé. No soy buena para eso. Lo copado es que me rodea mucha gente que tampoco lo es. Entonces no debería de haber problema alguno. Cómo sea. El tiempo no es mi fuerte. Siempre me andan apurando, tocándome bocina desde la puerta, pegando gritos y siempre siempre me queda algo inconcluso. La gente se la pasa hablando del tiempo, adjudicándole un montón de características que no son propias de él como que “el tiempo cura las heridas” “año nuevo, vida nueva” (?) Qué carajo?. Las personas buscamos en el tiempo la solución a nuestros problemas. En nada se diferencian el 31 de Diciembre al 01 de Enero. Y no es el tiempo quien cura las heridas. Es uno mismo. “La gente cambia con los años” Sólo si quiere cambiar. No sé bien por qué necesitamos del tiempo. Por qué entradas altas horas de la noche se dice que “es tarde” ¿para qué? “¿Qué haces despierto a esta hora?” Se duerme de noche, se vive de día. Es algo tan abstracto. O cuando se piensa que es demasiado pronto para hacer tal cosa. No tiene mucho sentido. ¿Esperar? ¿a qué? ¿para qué? El tiempo es hoy.
 San Agustín decía que el pasado ya no existe y el futuro aún no es. En cuanto al presente es un continuado dejar de ser, un continuo tender hacia el no ser. Por lo tanto,  el tiempo existe en el espíritu del hombre, porque es donde se mantienen presentes el pasado, el presente y el futuro. Por ello los tiempos son tres: El presente del pasado, el presente del futuro y el presente del presente. No reside en el movimiento sino en el alma.
Creo que tiene algo de razón. Hay gentes y gentes. Gente que no acepta el paso del tiempo, y gasta dinero en costosas operaciones para aparentar juventud. Es gracioso, por no decir triste, la ignorancia de aquellos quienes creen que la juventud se va con los años. Que es algo físico. Eso es totalmente absurdo. No somos sólo cuerpos.
En fin, esa duda que me trajo el 20 de Julio por la que me vi impulsada a escribir, radica en el paso del tiempo en tanto “tarde/temprano”. Es decir, cuando uno no hace algo “a su debido tiempo” luego ¿es “tarde”? ¿A dónde van todas aquellas palabras que no se dijeron? ¿Qué sucede con los cambios abruptos de personalidad en un período de tiempo “corto”? ¿Si en Marzo pregonabas gastarte un dineral en Disney comprando incontables cosas y aplaudiendo la “buena atención” de la sociedad estadounidense y en Septiembre te jactas de bohemio escuchando Bob Marley y zurdito por leer “Las venas abiertas de América Latina”, olvidaste tu pasado? ¿Existe el pasado? ¿Qué es? ¿Dónde está? ¿Si te interesa lo material, lo superfluo, el consumismo pero escuchas a Los Beatles y citas sus frases en Facebook sos, igualmente, un revolucionario? No lo sé. “Con el tiempo, la gente cambia” Era así, no? Y todos tenemos la chance de hacerlo. Todo cambio es bienvenido, es sano, es salud, es conciencia de crecer, amor a la vida… pero es todo eso en tanto se reconoce como tal, como cambio y no omitiendo todo lo anterior. La palabras no dichas suelen delegarse en discusiones reiteradas, en acciones similares, en enojos y fastidios constantes, en una molestia al respirar incontrolable. Odio las palabras no dichas. “La quemazón de la picada la sientes más tarde”. En el momento en que no se dicen, nada sucede, nada molesta… comienza a sentirse con “el tiempo”. El tiempo te hace poderoso. Mucho tiempo en un lugar te hace sentir parte de el. Mucho tiempo con una persona te crea su dueño. Mucho tiempo haciendo algo te da la experiencia. Mucho tiempo en este mundo te genera, supuestamente, sabiduría. Mucho tiempo estudiando, buenos resultados. Mucho tiempo trabajando, buena guita. Mucho tiempo, legitimidad. Poder. Egocentrismo.
En fin, las cosas pueden ser muy dañinas también. Pero al fin y al cabo, el tiempo no es más que una mera construcción del ser humano. Como todo.




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